Objetivos
- La Gloria de Dios.
- La santificación de sus miembros.
- Promover la difusión y vivencia del Mensaje de Fátima.
- Promover una verdadera y auténtica devoción cristiana a la Santísima Virgen.
- Colaborar con la Parroquia en la tarea evangelizadora de la Iglesia y luchar por la salvación de todos los hombres.
Medios
A través de la difusión y vivencia del mensaje de Fátima “Mensaje de fe, de conversión, de oración y de paz” (Pablo VI, mayo 12, 1967, Juan Pablo II, mayo 13 de 1982) y para alentar, motivar y promover en todas las personas un deseo consciente e informado de consagrarse al Inmaculado Corazón de María, que nos motive a la conversión, a la santificación y a reparar las ofensas hechas a Dios y a su Santísima Madre, mediante el cumplimiento de los deseos y llamados que nos hace Ntra. Señora en Fátima. Que nos propone:
1. Oración
Como remedio a la impiedad, la frialdad y la secularización. (Frecuente y continua, especialmente el rezo diario del Santo Rosario meditado y las oraciones enseñadas en Fátima).
2. Reparación
Que busca compensar la falta de oración, de amor y de interés de la humanidad hacia Jesús y María. (Expresada sobre todo en la amorosa aceptación de los sufrimientos que Dios nos mande y en el cumplimiento fiel del deber cotidiano, para promover una unidad más íntima entre la fe de sus miembros y su vida, como recomienda el Concilio Vaticano II, ofreciendo los sacrificios que ello signifique, como un acto de reparación por las ofensas hechas a Dios y de súplica por la conversión de los pecadores).
3. Consagración a María
Como respuesta amorosa a la iniciativa de Dios que busca nuestra santidad, a través de María para la construcción del Reino. (Al Inmaculado Corazón de María, camino seguro a Jesús y refugio maravilloso. Entendiéndose esta Consagración como una aceptación personal de la plenitud de la gracia del Bautismo; como la renovación de las promesas bautismales: renunciar a Satanás a sus pompas y a sus obras por las manos de Nuestra Señora. Por esta consagración renunciamos y rechazamos el pecado y el egoísmo, y elegimos a Jesucristo como el único camino al Padre y a la vida eterna. Aceptamos a María, quien está libre de todo pecado y totalmente unida a Jesús, como nuestra ayuda en el combate cristiano y la reconocemos como Madre de Dios por naturaleza y Madre nuestra por la gracia. La consagración al Inmaculado Corazón de María significa que en él, con él y por él, nos consagramos al Sacratísimo Corazón de Jesús, como se entiende y vive a la luz de la exhortación apostólica “Signum Magnum” (Pablo VI, mayo 13, 67), de los textos de consagración de S.S. Pío XII (Oct 31, 1942 y jul 7 de 52), de S.S. Juan Pablo II (Mayo 13, 82 y marzo 25, 84)(Textos en Cap. I. D), llevando, además, como señal y testimonio de dicha consagración, el escapulario del Carmen.
4. Afiliación: La promesa de Amor
¡Todos Unidos en la Oración!
Esta es la fórmula para responder –sí– al llamamiento que nos hace Nuestra Señora en Fátima y, a la vez, se hace en todo el mundo para integrarse al Apostolado Mundial de Fátima. Es dirigida como una promesa —Promesa de Amor— a la Santísima Virgen en reparación por las ofensas hechas a los Sagrados Corazones de Jesús y de María:
“¡Amada Reina y Madre!, que prometiste en Fátima convertir a Rusia y dar paz a la humanidad, en reparación por mis pecados y los pecados de todo el mundo, te prometo:
- Ofrecer cada día los sacrificios que exija el cumplimiento de mis deberes.
- Rezar diariamente el Rosario (5 decenas) meditando en sus misterios.
- Llevar alrededor de mi cuello el Escapulario del Carmen, como testimonio de esta promesa y como acto de consagración a ti.
- Practicar la devoción de los cinco Primeros Sábados de Mes.
Renovaré esta promesa con frecuencia, principalmente en los momentos de tentación.
- Esta promesa no obliga bajo pecado, pero es una promesa: la palabra dada a nuestra Madre del Cielo.¡Pidamos siempre a María Santísima nos ayude a cumplirla!
- Todas las personas que hacen esta Promesa son, por ello,miembros del Apostolado Mundial de Fátima, es decir, forman parte de esa cruzada mundial de hombres, mujeres, jóvenes y niños que quieren cumplir lo que Nuestra Señora pidió en Fátima y lo ofrecen en reparación por las ofensas hechas a Dios y en súplica por la conversión de los pecadores.
- Los cupones, con los nombres de las personas que hacen la Promesa, son enterrados en Fátima, en el lugar de las apariciones y todas estas personas cuentan —y se benefician— con las intenciones de todas las Misas y oraciones que diariamente se ofrecen, en todo el mundo, por los miembros del Apostolado.
- El rezo diario del Rosario se ofrece, además, para cumplir con el requisito necesario para merecer privilegio sabatino del Escapulario del Carmen.
- Todos los miembros son invitados a ofrecer voluntariamente y de acuerdo a sus posibilidades, actos adicionales como:
- Promover la “Promesa de Amor” entre las personas con quienes conviven.
- Unirse o formar un grupo de oración semanal (Célula), para profundizar más en el conocimiento y vivencia del Mensaje de la Virgen, evangelizarse y buscar su santificación personal.
- Asistir y/o promover las Vigilias de Reparación Eucarística de los Primeros Sábados de mes.
- Afiliarse al grupo apostólico del Apostolado Mundial de Fátima, para colaborar en forma organizada, a promover la difusión y vivencia del Mensaje de Fátima.
Para afiliarse, favor de descargar el cupón, imprimirlo, llenar sus datos y hacérnoslo llegar, ya sea por correo tradicional o por correo electrónico. O también puede llenar el formulario en línea.