Consagración

El 25 de marzo de 1984 S.S. Juan Pablo II renovó la consagración del mundo al Inmaculado Corazón de María, “y especialmente de los países que más la preocupan”, en la plaza de San Pedro en Roma, ante la imagen de Nuestra Señora de Fátima que pidió se le enviara desde la capilla de las apariciones en la Cova de Iría (de Fátima, Portugal). Previamente, había escrito a todos los obispos del mundo pidiéndoles, se unieran a él desde sus diócesis, en el acto de consagración que iba a realizar.

En marzo de 1985 subió al poder Gorvachev, el hombre que inició las reformas que, entre otros resultados, han conducido a la libertad religiosa en las Repúblicas Soviéticas.

El 13 de mayo de 1990 el Obispo de Leiría, Fátima “custodio del Mensaje de Fátima”, dijo: “Todo nos guía a creer que la consagración solicitada por Nuestra Señora YA FUE HECHA, y no es posible hacer nada más”.

El 13 de mayo de 1991, S.S. Juan Pablo II en su segunda visita a Fátima, dio gracias a Nuestra Señora “por haber guiado con amor maternal a tantos pueblos hacia la libertad”.