La estela de gracias y favores que van dejando tras su paso las Visitas de las Imágenes Peregrinas es enorme. Uno de los frutos que estos recorridos ha producido, es el cariño que se ha despertado por la advocación de Nuestra Señora de Fátima. Ella es ya conocida, aceptada y amada en muchísimos sitios y es muy grande el número de templos, capillas y ermitas que se han construido en su honor. Sus imágenes, tanto las que presiden templos y hogares, como las que peregrinan en países, parroquias y hogares, se multiplican constantemente.
Hay varias congregaciones religiosas que se han fundado bajo su patrocinio y son varios los grupos apostólicos dedicados a promover su Mensaje; “El Apostolado Mundial de Fátima”, se honra de ser uno de estos grupos y mundialmente, trata de vivirlo y hacerlo vivir.
El nombre y la imagen de Nuestra Señora de Fátima se han convertido así en un recordatorio permanente de su amor, de su preocupación maternal por la salvación de todos los hombres y de su llamamiento evangélico en todos los países del mundo.
S.S. Juan Pablo II se dirigió a Nuestra Señora el 13 de mayo de 1991, en Fátima, con estas palabras:
“¡Madre del Redentor!
Por segunda vez estoy ante ti, en este santuario, para besar tus manos, porque estuviste firme junto a la cruz de tu Hijo que es la cruz de toda la historia del hombre, también de nuestro siglo.
Posaste y sigues posando tu mirada en los corazones de estos hijos e hijas que ya pertenecen al tercer milenio.Velaste y sigues velando por ellos con mil cuidados de Madre, defendiendo con tu intercesión poderosa el amanecer de la luz de Cristo en el seno de los pueblos y las naciones.
Estás y permanecerás, porque el Hijo unigénito de Dios, tu Hijo, te confió a todos los hombres cuando, al morir en la cruz, nos introdujo en el nuevo principio de todo cuanto existe. Tu maternidad universal, ¡oh Virgen María!, es el ancla segura de la salvación de la humanidad entera.
¡Madre del Redentor!¡Llena de gracia!¡Te saludo, Madre de la confianza de todas las generaciones humanas!”